Consideraciones enfermeras para la realización de procedimientos en pediatría
La realización de procedimientos y técnicas supone una situación altamente estresante para el niño y la familia, así como el propio profesional de salud. Por ello, el profesional debe conocer las diferentes estrategias para mejorar el trato con el niño y, así disminuir su ansiedad, dejando que él colabore en el procedimiento y minimizando las molestias que puedan provocar las diferentes técnicas.
La comunicación con el niño debe establecerse de acuerdo con la edad y el desarrollo de este.
- Neonato (desde el nacimiento hasta los primeros 28 días de vida).
La comunicación que se establece con el neonato es principalmente a través del tacto y del contacto, puesto que su agudeza visual es aún muy inestable. El recién nacido muestra su molestar por medio del llanto. En estos casos lo mejor es tenerlo en brazos para proporcionarle seguridad. Se deben evitar los ruidos fuertes y las luces muy potentes para evitar la incomodidad del bebé y, mantener caliente cualquier objeto que vaya a entrar en contacto con el recién nacido.
- Lactante (de 1 a 12 meses).
En este periodo, el niño ya ha desarrollado la agudeza visual y, por tanto, se fija en los objetos en movimiento y los sigue con la mirada en todo momento. En esta etapa, el niño es muy receptivo a la comunicación no verbal y ya reconoce a sus padres y su presencia le consuela. Se procurará que los padres estén cerca del niño durante el procedimiento de exploración. Durante técnicas dolorosas, como la vacunación, es aconsejable una correcta sujeción del lactante a lo largo de la técnica.
- Niño pequeño (de 1 a 3 años).
En esta etapa, destaca la autonomía del niño en sus movimientos; el niño aprende a caminar, correr, saltar y a controlar más sus movimientos, por lo que puede presentar una resistencia muy activa ante ciertas técnicas. El niño ya posee una comunicación verbal simple y, su conducta ante la presencia de extraños es imprevisible, puede mostrar indiferencia, miedo y/o resistencia. Se debe preservar la intimidad del niño, pues a esta edad el niño ya siente pudor cuando se le desnuda. También, se le debe informar del procedimiento que se le va a llevar a cabo, utilizando frases cortas, simples y concretas. Es aconsejable que el niño se familiarice con el material que se va a utilizar en las diferentes técnicas y, permitir que el niño sea partícipe en ellas.
- Niño en edad preescolar (de 3 a 6 años).
A esta edad, el niño ya puede realizar por sí solo algunos hábitos diarios como comer, vestirse, lavarse las manos, etc. Se socializa con otros niños por medio de la escuela y del juego. La interacción con los adultos cercanos está bien establecida y ya se relaciona con mayor facilidad con los extraños, aunque siente inseguridad y miedo cuando se separa de los adultos cercanos. En esta etapa, el niño muestra interés por participar en las actividades en las que se siente implicado. Su pensamiento está anclado al presente y es dicotómico. Presenta miedo al dolor y a la separación. El niño debe ser informado de todas las técnicas que se van a realizar, respetando su intimidad y dejando que muestre sus expresiones y emociones.
- Niños en edad escolar (de 6 a 12 años).
El niño de esta edad ya tiene establecida las habilidades sociales y es capaz de apreciar el punto de vista de los demás. Coopera con gran facilidad cuando se le pide ayuda y muestra menos resistencia ante los procedimientos y las técnicas llevadas a cabo. En esta etapa, al niño se le debe explicar con un lenguaje sencillo lo que le ocurre y lo que se le procederá a realizar. También, se debe facilitar la participación y cooperación del niño y, preguntarle en todo momento cómo se siente y qué piensa sobre la información recibida.
- Adolescentes (a partir de los 12 años).
En esta etapa es de gran importancia el deseo de independencia del adolescente. En dicha etapa, la preocupación por la imagen y la función corporal está muy presente. En este caso, el profesional debe hablar al adolescente como a un adulto de forma respetuosa y con amabilidad; debe dirigirse directamente a él a la hora de hacer preguntas o dar explicaciones; debe respetar su intimidad; debe permitir que este participe en el procedimiento; y debe valorar si es necesaria la presencia o no de sus padres.
Bibliografía:
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